8.29.2018

UNOS GAITEROS GIJONESES DEL SIGLO XVIII



UNOS GAITEROS GIJONESES DEL SIGLO XVIII
Por Luís Argüelles

UN MOLINERO Y UN ENTERRADOR FORMABAN LA PAREJA

Se tiene por opinión cierta la suposición de que hace siglos abundaban aquellos que, de una manera más o menos pofesional, como músicos populares tañían gaita y tambor.
Más cuando estos rumores se quieren documentar comienzan las dificultades para poder mantenerlos como cierto. Así que pongamos un ejemplo.
Una fuente que socorre con facilidad a cuantos averiguadores hay no es otra que el tan conocido Catastro del Marqués de la Ensenada, y que en esta ocasión usaremos para la villa gijonesa. Utilizaré, para los curiosos que desean conocer más detalles en la citada fuente, dos guarismos: el primero corresponderá a la respuesta, el segundo al inciso; las demás fuetes irán indicadas abreviadamente en el texto. Escojo precisamente esto porque nos valdrá para lo dicho, y anotar una carta de Jovellanos a Ponz que nos pondrá en escena a nuestros gaiteros.




GABRIEL MENENDEZ, TAMBOR, PREGONERO Y ENTERRADOR

Gijón, como las demás poblaciones, tenía su pregonero que anunciaba al vecindario bandos, avisos oficiales y particulares, como otra información de interés para cuantos en la villa vivían
En la villa gijonesa se convocaba a redoble de tambor y no con corneto o cuerno, como en otros lugares de Asturias, que para ello pagaba el Regimiento poco más de quince reales vellón semanales a Gabriel Menéndez, que como tambor pregonero le tenía asalariado (25:22/32:129)

Como, sin duda, el salario de vocero oficial no daba para mucho y tiempo había para otros menesteres, dedicábase también al oficio de enterrador en la parroquia de San Pedro, única entonces en la villa, por cuyo trabajo escaso, que muchos vecinos no había -no más de 2.450 en todo el concejo (21:1) - tenía asignados ciento ciento cincuenta reales de vellón al año (32:120)

Más como la familia pide ingresos con qué atender mejor, aprovechaba su habilidad de tambor para asistir como profesional a las festividades y funciones, de las que , entre unas y otras, obtenía un montante de setena y dos reales de vellón anuales (32:129).

Así que Gabriel Menéndez hacía unos ingresos de novecientos cincuenta y dos reales al año, los cuales podría considerarse no menguados, si lo comparamos con los taberneros, ya que Julián González Calleja, propietario de la mejor taberna de vinos de la villa, ganaba seiscientos reales (29:1) y los expendedores de sidra quinientos (29:14 y ss.) ciertamente sustanciosos si consideramos los ingresos don Joaquín de Hurquía, único médico de la villa, que era de mil quinientos reales anuales (32:43). Puede considerarse, pues, que nuestro tambor Gabriel Menéndez era hombre pudiente y popular como pregonero, tambor, músico y enterrador.

FRANCISCO MARINO, GAITERO Y MOLINERO

El gaitero de Gijón, único que había en la villa a mediados del siglo XVIII, y es posible que el primero de nombre conocido entre los gijoneses, se llamaba Francisco Marino.
Ejercía su oficio porque sabía tañer la gaita con gusto en las festividades y con aceptación de los populares; tanto es así que era llamado a otros lugares fuera del condejo, lo cual indica que no solamente era buen profesional de la gaita, conocedor de misas y otras funciones, sino también de danzas y bailes solista y acompañante del divo de turno. Toda esta actividad artística de nuestro Francis Marino le reportaba unos ingresos de doscientos reales (32:127).

Pero nuestro gaitero popular ejercía también una industria saneada, famosa por sospechosos ingresos, según rumorea el pueblo, porque los molineros jamás apearon la matraca de la sonsaca y la sisa declamada por convecinos
Digo esto porque nuestro gaitero tuvo molino de dos molares arrendado en la parroquia de San Pedro del Fresno, en el concejo gijonés, a su propietario don Juan Francisco de las Sala, vecino de Gijón.
Los beneficios de esta industria harinera le representaban al año, maquila a maquila -según propia declaración de utilidades-, 38 fanegas, de las que 19 entregaban al “amu”, es decir, que lo partían por igual (17:13). La especie convenida era el maíz.

Naturalmente, se guardó muy bien de poner de manifiesto lo que le quedaba por “barreduras” para la casa..
Estas 19 fanegas representaban 244 reales de vellón, según estimación hecha en 1752.
Por tanto, tenía unos ingresos anuales por linero y gaitero, oficialmente, de 444 reales de vellón; es decir, 508 r.v. menos que su compañero con quien formaba pareja en las solemnidades y regocijos.
Lo que confirma, una vez más, que por maquila no se pasaba el “raseru” igualmente para pagar que para cobrar. Estos tan pícaros como útiles molineros tenían costumbre de “limpiar les mueles dacuando”; piedras y caja, como además con “les barredures del baranzal” con qué engordar al “gochu”.

NOTA A LA CARTA VIII DE JOVELLANOS A PONZ

Considerando la fecha y noticias contenidas en el Catastro del Marqués de la Ensenada (Archivo del Ayuntamiento de Gijón), extendido entre 1752 y 1754, y considerando lo anotado por Jovellanos en su carta VIII a Ponz, sabiendo que éste abandonó su villa natal a los trece años, debemos sospechar que la pareja formada por Francisco Marino, gaitero, y Gabriel Menéndez, tambor, estaban el día de San Miguel de Contrueces en donde se describen los hechos.
Es interesante todo ello por cuanto complementa con pintura feliz el ambiente folklórico en que se desenvolvía nuestra pareja de músicos.

LA ROMERÍA DE SAN MIGUEL DE CONTRUECES

En los días de San Fernando y San Miguel se celebraba feria de ganados en el termino de Contrueces, de la parroquia de “Ciares” (Catast. 29:64).
En la inmediaciones de la ermita de Nuestra Señora de Contrueces, patrona de Gijón ( que no la de Begoña, como quieren aparentar), se celebraba la romería (Jovellanos a Ponz VIII; Diarios 2.jn.1973), donde se colocaban a la redonda tiendas, toneles de sidra y vino desde la tarde anterior y romeros que asisten a vísperas forman pabellones para pasar la noche “que se pasa toda en bailes y gresca a orilla de una gran lumbrada que hace encender el mayordomo de la fiesta, resonando por todas partes el tambor, la gaita, los cánticos y gritos de algaraza y bullicio” Al alba llegan nuevos romeros atraídos por la devoción, la curiosidad o el deseo de divertirse. Después de rendido el culto todo el mundo se da a la negociación y al tráfico, que llena el espacio de la mañana hasta la hora de la comida, que se hace a la sombra de los árboles. Después de haber sesteado se disponen las danzas, que sirven de ocupación al resto de la tarde. Sigue diciendo Jovellanos: “Era yo bien niño cuando el ilustrísimo señor don Julio Manrique de Lara, obispo entonces de Oviedo, se hallaba en su deliciosa quinta de Contrueces inmediata a Gijón, el día de San Miguel. Celebrábase allí aquel día una famosa romería y las mozas, como para festejar a su ilustrísima, formaron su danza debajo de los mismos balcones de palacio. El buen prelado, que estaba en conversación con sus amigos, cansado de guirigay y de la bulla de las cantiñas, dio orden para que hicieran retirar de allí las danzas. Sus capellanes fueron ejecutores del decreto, que se obedeció al punto, pero las mozas, mudando de sitio, bien no tanto que no puediesen oírlas, armaron de nuevo su danza, cantando y recantando esta nueva letra que su ilustrísima celebró y oyó con gusto desde su balcón gran parte de la tarde:

“El señor obispo manda / que s´acaben los cantares; / primero s´an d´acabar / obispos y capellanes.”

Allí, sin duda alguna, estaban Francisco Marino y Gabriel Menéndez tañendo gaita y tambor, y testigos, igualmente de la anécdota que recordaba Jovellanos siendo niño.

Con todo ello hemos dado noticia de una pareja de gaiteros de mediados del siglo XVIII gijonés, y anotación a la VIII carta de Jovellanos a Ponz. Y al mismo tiempo cumplir con lo prometido de historiar gaitas y gaiteros en la Península Ibérica, como vengo haciendo.
Luís Argüelles
El Comercio 12/04/1981

Las ilustraciones no forman parte de la publicaión original.






   
                       

8.25.2018

IDIÓFONOS.

IDÓFONOS
Revista del Gabinete de Estudios Etnográficos.

Las entradas de este Blog provienen de una antigua página publicada en internet a comienzos de siglo. En principio se pretende publicar los contenidos de aquella época, aunque la intención es de actualizar y ampliar los mismos.

Blog: https://idiofonos.blogspot.com/


LOS OLVIDADOS AERÓFONOS DE CINTA



Al hacer pasar una corriente de aire, por el flanco más delgado de una cinta o tira flexible, sostenida por los extremos, entra en vibración y se produce un sonido característico, cuya entonación depende de la potencia del soplo y de la tensión longitudinal. De acuerdo con Contreras (1987), este mecanismo da lugar a instrumentos musicales y objetos sonoros de filo flexible, distintos a los que tienen lengüetas: libres enmarcadas cómo las armónicas, batientes semejantes a los clarinetes y las dobles usadas en las chirimías. Se trata pues, de un grupo bien delimitado, al cual Vergara (2000) les asigna el numero 412.14, en la interpretación de la clasificación de Hornbostel y Sachs.
Atendiendo el mecanismo por el cual se produce el sonido, aquí se empleará el término aerófonos de cinta o tira para referirse a ellos, de manera similar en ingles se les ha denominado “blade whistle” (silbatos de banda)


.Los olvidados aerófonos de cinta; instrumentos de viento simples.
Francisco "Pancho Camacho" Morfin
Febrero de 2006


Se trata de instrumentos poco considerados, pues algunos son juguetes infantiles, curiosidades y reclamos para cacería. Se ha llegado a equipararlos con los mirlitones, pues aparentemente basta ir tarareando la melodía para ejecutarlos, lo cual es una consideración equivoca; cuando se usa un filo de tira, también es necesario variar la intensidad de soplo, ya que es capaz de sonar por sí mismo, lo que no ocurre con un mirlitón, que requiere recibir las vibraciones ( Rozemblum, 2004).La sensibilidad de aerófonos de cinta a la potencia del soplo, les permite obtener los sonidos de la escala musical, así cómo imitar gritos que emiten algunos animales; es por esto último, que se les denominan llamadores o reclamos en español, appeaux en francés y animal call en inglés. Por otra parte, la sencillez de su construcción y ejecución, les ha permitido ser empleados en la música popular, como se vera más adelante.El presente trabajo tiene como objetivo, poner en circulación a estos instrumentos, mostrando la reconstrucción de los ejemplares detectados mediante: revisión de literatura, Internet, entrevistas y observaciones personales; para lo cual fue sumamente valiosa, la ayuda de los amigos Jesús Cano de Galicia Mitchel Idiart de Biarritz (Francia) y Arturo Juárez de la Sierra Norte de Puebla (México).


Las Hojas Silbantes
Este término empleado por Payno (1995 y 2003), incluye a los más primitivos instrumentos del tipo abordado, en los una lámina foliar se sujeta manualmente.
La opción de mayor simplicidad (Fig. 1.), consiste en sostener por la orilla, con el índice y pulgar de cada mano, la hoja de una planta; al soplar frente al filo así obtenido, se consigue el sonido (Moreno, A. 2000 Comunicación Personal. México).
Hay una variante ampliamente citada (Les Guides et Scouts d’Europe, 2005 y Payno, 1995 y 2003), que se conoce cómo "xiblu" o "chiflu" de manos en Asturias (Fig. 2), “grass blade whistle”-silbato de cinta de pasto- en inglés (Holmes, 2005) y “bilu” en China (Doktorski, 1996), donde es usada por conjuntos musicales tradicionales (Fig. 2).
Los autores citados, la describen consistente de una hoja de gramínea, sujeta con la base y la primera articulación de los pulgares de ambas manos; para obtener el sonido, se pone la boca en el hueco que queda y se sopla. Moviendo las falanges superiores, se puede regular la tensión de la hoja, para modificar el registro obtenido; con el mismo fin, los dedos restantes pueden formar una caja de resonancia, o se pueden emplear hojas de distintos grosores.
Doktorski (1996) menciona, que es un instrumento difícil de clasificar con exactitud, pues dependiendo de la forma de la cavidad creada entre los pulgares, la cinta puede batir o no contra ellos.
Hay varias otras formas de tomar una hoja y de soplar, para hacerla silbante, aspecto que no se abordará aquí; pues es necesario un análisis, para saber si el sonido se logra mediante: lengüeta doble, simple, filo de tira o mirlitón. Al interesado en el tema, se le recomienda el artículo de Ryan (2003), sobre las hojas silbantes australianas, que cuenta con bibliografía sobre el tema.


Pinzas silbantes
Hay modelos que aprisionan la tira, dentro de un dispositivo de madera sin ataduras, el cual se aprieta con el índice y el pulgar de una mano.Argüeyes (1982) describe la "xibla de laurel", que se construye con una rama de unos diez centímetros y no más gruesa que un pulgar, la cual se hiende por uno de sus extremos sin llegar al otro, para lograr dos planos paralelos, de unos tres centímetros de largo; posteriormente, se rebaja un poco a lo largo en el centro de la hendidura lograda, después se introduce en ella, una hoja alargada, que puede ser de laurel o de gramínea. Finalmente, se sujeta para que quede pinzada, se aplica la boca a la ranura, y se soplar para que suene. Exteriormente, los brazos de ésta se pueden conservar redondeados (Fig. 3), o hacerlos planos mediante cortes, para facilitar el aprisionamiento de la cinta (Fig 4) .
Hay ejemplares que, siguiendo este esquema de construcción, son más elaborados (Cano, 2005 y Veiga, 2002), pues el mango del instrumento se aprovecha para tallar motivos antropomórficos o zoomórficos (Fig. 4), en Asturias les llaman “xipla”, y en Galicia “cantagalos de Loureiro, galo de Loureiro y chio do galo”, sus dimenciones son de 14 cm de largo y 2 cm de grueso, la rama utilizada puede provenir de avellano (J. Cano, 2005. Comunicación personal).


Marcos Atados
Otra forma de construir el instrumento, es colocando la cinta entre dos piezas cóncavas independientes, que hacen contacto en sus extremos para sostenerla, mientras que en el centro dejan un espacio para que pueda vibrar. El conjunto es sostenido por alguna atadura.Gillis ( 2003) presenta un ejemplar, denominado “quail call” (llamador o reclamo para codornices), que es la transición entre las pinzas y los marcos atados; ya que consiste de un trozo de rama de 5.0 cm de largo, que se raja para separar sus dos mitades longitudinales, las que convenientemente rebajadas, se les coloca la tira, para unirlas por un extremo, enredado una liga o banda de goma o hule(Fig. 5). Finalmente, se sujeta como un cantagalo, y soplando por la ranura, se obtiene el sonido.
Hay un juguete similar de los niños exploradores (Fig. 5), pero que lleva ataduras con cordel en ambos extremos (Les Guides et Scouts d’Europe, 2005). De manera parecida, se elabora la "chilla " que describe Payno (1995 y 2003), la cual consiste en dos tabillas de madera de 5 x 0.7 x 0.5 cm, rebajadas en su parte central. Este autor menciona que la hoja de gramínea, puede sustituirse con plástico ventajosamente, pues es más duradero y resistente. El amarre en estos modelos, puede hacerse dando varias vueltas a la cuerda antes de hacer un nudo llano (Fig. 5), otra opciones, son los llamados cote al palo y el constrictor (Uxio, 2004 ).
Se localizó un modelo cilíndrico francés torneado, que no emplea cuerdas en su armado y que se vende comercialmente (Fig. 6), el “appeau soufflé chouette” (reclamo de soplo para lechuza); en que sus extremos entran dentro de dos tapas, que sostienen las mitades del cuerpo y la tira (Carpentras, 2006 y Rousseau Musique 2005). Que en algunos casos, consistió de un trozo de cinta magnetofónica (M. Idiart. 2005. Comunicación Personal).
Interpretando dicho modelo, para construirlo rústicamente con materiales campestres, se encontró que le puede elaborar con una rama hendida a la mitad, a la cual unas vez puesta la tira, se le sostiene embonando unas cúpulas de bellota en sus extremos (Fig. 7).
En las calles de la Ciudad de México y en Guadalajara, Jalisco, México, aún se venden los "silbatos de gato" (Fig. 8), que son aerófonos de cinta, consistentes en dos segmentos semicirculares de caña de carrizo de 1.5 por 1.0 cm, entre cuyas parte cóncavas, se coloca una cinta de plástico, ligeramente tensa; el conjunto se envuelve con cinta adhesiva aislante.Este dispositivo, se coloca dentro de la cavidad bucal, sosteniéndolo entre la lengua y el paladar, se sopla y mediante la apertura de los labios, se modula el sonido obtenido; el cual puede reproducir tanto los maullidos de los gatos, como los gritos emitidos por otros animales (cotorros, pericos y pájaros locos). El silbato de gato, concuerda con la descripción,que presenta Gomez (1997), del turu-turu, de los pueblos sudamericanos Tawahka y Misquito, pues lo describe hecho de membrana de ala de murciélago, colocada entre dos pequeños fragmentos de caña, cuya unión se asegura con cera de abeja, la cual recubre el instrumento enteramente; para ejecutarlo, se introduce en la boca del ejecutante, cuya voz al cantar, suena modificada.
En mi opinión, en estos casos, el uso de segmentos de caña, permite que el sonido se obtenga en su mayor parte, por la vibración de la cinta, pues se dificulta que bata sobre los soportes.

Láminas dobladas
El único instrumento de filo de tira, mencionado por Contreras(1987) para México, es la "radiola" (Fig. 9). Consistente de un trozo de lámina metálica rectangular, con unas pestañas en un extremo; esta pieza se dobla a la mitad, y con los salientes citados, se sostiene una cinta. Finalmente, mediante presión lateral, se separan un poco los bordes ubicados sobre ella, para facilitar la vibración. La que se consigue al soplar, por el extremo abierto, opuesto al doblez transversal.Todavía en los años 60's era un objeto popular en México, recuerdo su venta en los mercados, dentro de los juguetes infantiles; primero las bandas se hacían con papel, que posteriormente se sustituyó con plástico. El nombre de radiola, quizá obedezca, a que emite sonidos parecidos a los de un radio mal sintonizado.

A pesar de tratarse de un juguete infantil, se tiene memoria de ejecutantes adultos, que lo emplearon para interpretar melodías, modulando la fuerza del soplo; también se le uso como objeto sonoro, que llamaba al publico, para la venta de globos voladores.

Conclusiones
Contra lo que esperé, al iniciar la investigación sobre estos instrumentos, no se trata de dispositivos derivados de materiales "modernos", como el plástico y la hojalata, sino que pueden hacerse fácilmente con materiales rústicos, lo que indica una larga historia que hace falta rastrear.
Solicito a todo el que esté enterado de alguna variante de aerófonos de cinta, me lo haga saber, con el fin de ir complementando el presente trabajo.
Como se ha visto estos instrumentos-juguete, aunque olvidados, son fáciles de recordar construyéndolos.
Por otra parte, la sencillez de su manufactura y ejecución, les ha permitido ser empleados en la música popular.

Bibliografía.
Argüelles, L. 1982 La Xibla; un instrumento musical de palo y hoja de laurel. El Comercio 25 de febrero de 1982.
Cano, S. J. 2005. CANTAGALOS. En: http://cantagalos.blogspot.com
Carpentras, A. 2006. Atelier des Castors (Fabrica diversos tipos de apeaux). En:
http://www.artisanprovence.com/artisan_provence_53.html
http://www.arcade-paca.com/article.php3?id_article=2969
Contreras, G. 1987. Atlas de instrumentos musicales. Col. Atlas Cultural de México. Inst. Nal. de Antropología e Historia y Ed. Planeta. México. En la Pp. 26, presenta un ejecutante de radiola y de la 170 a la 173 trata el funcionamiento.
Doktorski, H. 1996.Taxonomy of Musical Instruments. En: The Classical Free-Reed, Inc. http://www.ksanti.net/free-reed/description/taxonomy.html
Gillis, B. 2003. - The Primitive Ways; Quail Call. En:
http://www.primitiveways.com/pt-quail-call.html
Gómez, A. 1997. La producción artesanal de los pueblos Tawahka Y Misquito. VIII Congreso de Antropología en Colombia Universidad Nacional de Colombia. Santa Fe de Bogota. Colombia. En: http://www.colciencias.gov.co/seiaal/congreso/Ponen14/GOMEZ.htm
Holmes, C. C. 2005. Catherine's Garden — "Green Hands"; A Treasury of Imagination. En:
http://www.loudzen.com/Garden/greenhands/2005/treasury-imagin.html
Les Guides et Scouts d’Europe 2005. En: http://www.scouts-europe.org/progresser/decouvre/foret/sde-179-ft-appeaux.shtml
Payno R., L. A. 1995. Juguetes Infantiles e Instrumentos Musicales de Construcción Sencilla” Temas Didácticos de Cultura Tradicional. Centro Etnográfico Joaquín Díaz. Castilla Ediciones. España. Pp. 106. http://www.es-aqui.com/payno/inst/chilla.htm
Payno R., L. A. 2003. Juguetes Sonoros o Instrumentos Musicales Sencillos en la Tradición Popular. Eufonía; didáctica de la música. 29: 26-36.
Rousseau Musique 2005. Instruments et librairie musicale. En:
http://www.rousseaumusique.com/enseignement/percussion/percussion.htm
Rozemblum, J. 2004. Mirlitón: el no-instrumento más extraño y barato. En:
http://musicasdelmundo.org/article.php?story=20040502194212567
Ryan, R. 2003. Jamming on the gumleaves in the bush "down under": black tradition, white novelty?. En: http://www.findarticles.com/p/articles/mi_m2822/is_3_26/ai_109581261
Veiga, P. 2002. O libro dos xogos Populares Galegos . En:
http://www.lavozdegalicia.es/especiales/xogos/index_ficha_16.jsp
http://www.lavozdegalicia.es/especiales/xogos/index_xogos.jsp
Vergara M., A. 2000. Instrumentos musicales de la tradición popular en Aragón. En Alberto Turón, 1998 – 2006. El Web de la Música Tradicional Aragonesa.
http://www.arafolk.net/instrumentos.php
Uxio, L. 2004. Los nudos y sus aplicaciones; ligadas y empalme. En:
http://www.terra.es/personal/luisuxio/ligadas.htm#BALLESTRINQUE%20doble
http://www.terra.es/personal/luisuxio/empalme.html

EL VIOLÍN DE MAÍZ

Siempre resulta emotivo, aún para el frio investigador, encontrarse con algún especímen que , como "eslabón" se creería extinguido, puede ofrecer una posibilidad de explicarse, al menos de momento, algún fenómeno del ingenio humano. Cuanto más si se halla al "ingenioso" que , como en este caso concreto, nos ofrece un "violín de maíz".

EL "VIOLÍN DE MAÍZ"
Luis Argüelles                                


. Un verdadero rabel de vida corta, construído en Blimea.

. Tan solo a partir de 1605 pudieron realizarse, con la introducción del cultivo del maíz en Asturias.


El EJEMPLAR ESTUDIADO

En mis pesquisas sobre instrumento músicos populares en el lugar de Blimea, del concejo de San Martín del REy Aurelio, hube de hallarme con Alejandro García González, hombre provecto, natural de la dicha villa, el cual me informó de la existencia sorprendente de "violines de maíz" y que , adecuadamente preguntado, respondió con toda clase de noticias sobre el supuesto instrumento. Es más, me facilitó la posibilidad de dar noticia cabal del ejemplar que hoy pongo a la consideración pública y del que , una vez construido, pudo tomarse un dibujo detallado de él.

SU MUSICALIDAD

El timbre recuerda sorprendentemente al de un violín disonante de baja calidad o de "rabel" poco acordado. No tiene otra posibilidad que la de obtener dos sonidos, uno de registro más bajo que otro, y ambos de poco volumen al no disponer de caja de resonancia. Se entiende: e construido con entrenudo de maiz, no de caña hueca.

MODO DE TAÑERLO

El "violín de maíz" se tañe tomándolo por el mango, porción de entrenudo seccionado a unos diez centímetros del nudo, y el otro extremo se apoya en el hombro. El "arco" se toma en la mano derecha, por su mango, y se hace frotar su "cuerda" sobre las del instrumento.
La posición, pues, recuerda la manera de tañer los instrumentos de la familia del violín; esto es, no a la morisca.





NUESTRO GRABADO

De los instrumentos rústicos o primitivos, aunque en ocasiones muy simples las descripciones y su construcción resultan siempre insuficientes para ilustrar adecuadamente al estudioso. Por esta causa, Aguinaga ha dibujado fielmente del natural el ejemplar estudiado y muestra en todos sus detalles este rabel o "violín de maíz" que podrá servir para los curiosos de norma para su construcción.


SU DESCRIPCIÓN

Es un instrumento músico de cueras frotadas, construido con el entrenudo de una caña de maiz y al que se le provee de dos "cuerdas" extraidas del mismo entrenudo, sin que estén separadas por corte alguno en sus extremos, logrando su tensión por medio de dos puentes movibles de palo.
El arco, con una o dos cuerdas, es similar al instrumento sonoro.

COMENTARIO FINAL

El instrumento "violín de maíz", asi llamado vulgarmente, no es más que un rabel singular. Debe advertirse que su construcción con maíz no puede ser anterior a 1605, año en que se cosechó or vez primera el maíz en Asturias, cuyas semillas trajo desde America el almirante asturiano don Gonzalo Menéndez Cancio.
El anterior instrumento reseñado debe de ser imitación de los construidos con caña hueca anteriores, siendo con maíz ejemplar esporádico.
Los construidos con caña hueca son los tradicionales, aunque raros y de escaso uso, frente a los preferidos, construidos con madera de mayor aceptación por su mejor bondad.
Sobre los rabeles de caña, a cuyo son también se bailaba, trataré en otra ocasión extensamente. Pero el de maíz, por su peregrina singularidad, ha merecido atención aparte.
s muy importante hacer notar el equívoco en los vocablos "violín" y "rabel", cuya afibología llevaría a errores notorios.



LUIS ARGÜELLES
(Publicado en el diario EL COMERCIO, 06/12/1981)
reproducido con licencia del autor.

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